Una vez más, el tren llegó a su destino. Todos los días igual: unos antes, otros después, pero siempre, siempre acababa llegando.
¿Nos da seguridad? ¿O nos acaba cansando?
Lo único que sé, es que mientras lo pensamos, estamos esperando cada día a que nuestro tren entre en la estación, para cogerlo y llegar, siempre llegar. Y si algo falla, nos molesta, ponemos quejas y nos amargamos el día. Porque parece ser que en ese tren, nos va la vida.
En ese tren se nos va la vida...
ResponderEliminar