"La idea de que la ciencia sólo concierne a los científicos es tan anticientífica como es antipoético pretender que la poesía sólo concierne a los poetas"

Gabriel García Márquez


lunes, 9 de mayo de 2011

Lo difícil me atrae, es mi bandera.

Dije que volvería al café, pero nunca supe hasta que punto era cierto. Desde luego, sabía que volvería pero tan pronto...
Yo soy así, no me gusta dejar las cosas a medias, no me conformo con cualquier cosa.
Por eso, esa tarde fui más allá: me senté en aquel rincón, en el sitio prohibido. Y pasó: vino él. ¿Casualidad? Puede ser.
No me cabe ninguna duda de que eso era lo que yo estaba buscando, que apareciera él, para que mis sentimientos se decidiesen de una vez por todas.
Al entrar, fue resuelto hasta la mitad del café, y al ver su sitio habitual ocupado, se quedó parado durante un breve instante. Rápidamente se giró hacia la barra y le dijo unas palabras al camarero, que negó con la cabeza.
Pensé que esa era mi oportunidad, así que llamé al camarero, y pedí lo de siempre, mientras notaba miradas fugaces provenientes de la barra.

Me gustaba esa situación: había perdido su calma habitual, estaba nervioso.
Pidió una Coca-Cola.
Light.

Me bebí el café y acabé de escribir unas cosas en el portátil. Entonces me levanté, y dejé el dinero en la barra, en lugar de pedir la cuenta como siempre. Al salir, me di la vuelta y le dije al camarero: "¡Hasta mañana!"

La situación ha cambiado; ahora soy yo la que dirige el juego. Volveré, como le prometí al camarero, esta vez para comprobar si mis intuiciones son ciertas.

No será nada fácil, pero como he dicho siempre, "lo difícil me atrae, es mi bandera".


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