"La idea de que la ciencia sólo concierne a los científicos es tan anticientífica como es antipoético pretender que la poesía sólo concierne a los poetas"

Gabriel García Márquez


lunes, 30 de mayo de 2011

Ese largo juego que hemos inventado para aplazar la muerte.

Debí amar las palabras; por ellas comparé, con cualquier dimensión del mundo externo: el mar, el firmamento, un goce o un dolor que al instante morían;
y en ellas, alcancé la raíz tenebrosa de la vida.
 
"Insistencias de Luzbel", Francisco Brines.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Seu nome próprio: Maria; seu apelido: Lisboa.

Tras un par de días sin volver (incumpliendo aquella frase que le dije al camarero), hoy me he vuelto a pasar por allí. No lo tenía pensado, pero he pasado por la puerta y he visto un cartel de una actuación de fado, cosa que me ha hecho entrar sin dudar.
Olvidando la inminente inmediatez de otros asuntos en los que debería estar trabajando en esos momentos, me he sentado, de nuevo desafiante, en el rincón del café, desde el que, por cierto, se tenía una perspectiva perfecta del escenario.
A las ocho y media han bajado las luces (señal de que iba a comenzar el espectáculo), y el silencio ha sobrecogido, extrañamente a todos los que estábamos allí.
Ya casi se me había olvidado (no sé cómo ha podido pasar); él no ha venido hoy. Quizás se haya cansado de este juego estúpido, de que yo no viniera esos días posteriores a nuestro último encuentro. O quizás la estúpida sea yo, y me esté haciendo ilusiones, como de costumbre.

É varina, usa chinela, tem movimentos de gata;

Un sentimiento de fría realidad cae sobre mí: debe ser eso. He sido una tonta, y me he imaginado que por un par de miradas divertidas una tarde de jueves podría llegar a pasar algo entre nosotros.

na canastra, a caravela, no coração, a fragata.

Bueno, hay que admitirlo. Ya me he dado cuenta, pues punto. Ahora sólo queda disfrutar de la actuación, porque la fadista lo está haciendo realmente bien.

Em vez de corvos no xaile, gaivotas vêm pousar.

Me recordaba a algo. Yo ya había escuchado la canción en mi interior. Y digo en mi interior, porque es evidente que la había escuchado más veces, no en vano, en Navidad estuve en el Clube de Fado de Lisboa...

Quando o vento a leva ao baile, baila no baile com o mar.

¡Claro! Cuando estuve en Lisboa el mismo sentimiento (o parecido) me acompañaba. Interesante sensación, esa de recordar un sentimiento... con una canción.

É de conchas o vestido, tem algas na cabeleira, e nas velas o latido do motor duma traineira.

Una pareja se emocionaba en la segunda fila. Sin saber por qué, a mí también se me empañaron los ojos.

Vende sonho e maresia, tempestades apregoa.

Ya quedaba poco, lo sabía. Qué bonito era el fado... y qué triste, también.

Seu nome próprio: Maria; seu apelido: Lisboa.

De repente, se ha abierto la puerta del café. Sin poder evitarlo, me he girado, en una desesperada esperanza de encontrarle.
Era una chica.

Seu nome próprio: Maria; seu apelido: Lisboa.

Las luces se han vuelto a encender, entre estruendosos aplausos. Me he dado cuenta de que estaba llorando, pero no era la única.

Entonces, he notado un movimiento al otro lado de mi mesa. Todo se ha parado mientras una voz inconfundible ha dicho: "Hola".



miércoles, 18 de mayo de 2011

Won't be seventeen forever.

Definitivamente, ha empezado la cuenta atrás. Hoy puedo decir que me queda menos de un mes para tener 18 años, con todo lo que eso implica: sus libertades, pero también su responsabilidades.
Todo el mundo quiere tener 18 años, y en este momento me asalta la duda: ¿y yo?

Quiero conducir, quiero votar, quiero... ¡yo qué sé! ¿Donar sangre?

... pero no quiero tener la responsabilidad de conducir, no quiero tener la responsabilidad de votar...

Es complicado. Podría decir que soy como Peter Pan, que no quiero crecer; también podría decir que me gusta más el número 17 que el 18 (que es verdad, quizás porque nací en 17)... pero no serviría de nada: el tiempo avanza inexorablemente hacia nuestro destino. Y ahora van a ser 18, pero luego serán 19, después 20 y luego ya...

En fin, no hay nada que hacer, así que sólo queda mirar hacia delante y como yo digo siempre, "lo que tenga que pasar, pasará; ya habrá tiempo de plantarle cara".

Sin embargo, I still say that I wanna be seventeen forever.


martes, 17 de mayo de 2011

Let's do it.

Hemos llegado hasta aquí. ¿Y qué? ¿Es el final?
Yo creo que no.

Todo lo que cuento aquí es verdad, pero nada de lo que se cuenta es cierto.

El caso es que, como decía al principio, hasta aquí hemos llegado. Pero yo no creo que esto sea un final, un adiós definitivo. Creo que las cosas son lo que tú quieras que sean. Y evidentemente aquí se acaba una etapa. Pero por eso, de nosotros depende todo. De nosotros depende que aquí se separen nuestras vidas, nuestros caminos o que sigan juntos el resto de nuestra vida.
Lógicamente, no todos queremos seguir unidos, porque hay gente de la que, hablando cínicamente, me olvidaré de buen grado; otra mucha, de la que me gustaría haberme olvidado ya, sobre todo durante este último año. Sin embargo, también hay otra mucha gente de la que no me quiero olvidar.
Y espero que ellos tampoco quieran olvidarse de mí.

Aquí está nuestra responsabilidad. Como escuché no hace mucho, este es el momento de nuestras vidas que se llama "ahora depende de ti". Y como tal, espero que distintas facultades, distintas amistades e incluso distintas ciudades no impidan que relaciones de muchísimos años (o de pocos), sigan adelante.

Es posible. Hagámoslo.

sábado, 14 de mayo de 2011

Delirium.

What the hell is happening?
I'm fed up with this acting; actually, I'm frazzled with all that have something to do with my life at the moment.
I know I should be happy, but I'm not.

Sometimes everything seems awkward and large
imagine a Wednesday evening in March,
future and past at the same time.
I make use of the night, start drinking a lot
although not ideal for now it's all that I've got.
It's nice to know your name.

You don't know, you don't know,
you don't know anything about me.

An ocean, a lake I need a place to drown,
let's freeze the moment cause we're going down.
Tomorrow you'll be gone.
You're laughing too hard this all seems surreal
I feel peculiar now what do you feel
do you think there's a chance that we can fall.

You don't know, you don't know,
you don't know anything about me.
What do I know, I know your name.
You don't know, you don't know,
you don't know anything about me anymore.

I gave up dreaming for a while,
I gave up dreaming for a while.

I've noticed these are mysterious days,
I look at it like a jigsaw puzzle and gaze
with wide open mouth and burning eyes.
If only I could start to care,
my dreams and my Wednesdays ain't going nowhere.
Baby, baby, baby, you don't know.

You don't know, you don't know,
you don't know anything about me.
What do I know, I know your name.
You don't know, you don't know,
you don't know anything about me.



lunes, 9 de mayo de 2011

Lo difícil me atrae, es mi bandera.

Dije que volvería al café, pero nunca supe hasta que punto era cierto. Desde luego, sabía que volvería pero tan pronto...
Yo soy así, no me gusta dejar las cosas a medias, no me conformo con cualquier cosa.
Por eso, esa tarde fui más allá: me senté en aquel rincón, en el sitio prohibido. Y pasó: vino él. ¿Casualidad? Puede ser.
No me cabe ninguna duda de que eso era lo que yo estaba buscando, que apareciera él, para que mis sentimientos se decidiesen de una vez por todas.
Al entrar, fue resuelto hasta la mitad del café, y al ver su sitio habitual ocupado, se quedó parado durante un breve instante. Rápidamente se giró hacia la barra y le dijo unas palabras al camarero, que negó con la cabeza.
Pensé que esa era mi oportunidad, así que llamé al camarero, y pedí lo de siempre, mientras notaba miradas fugaces provenientes de la barra.

Me gustaba esa situación: había perdido su calma habitual, estaba nervioso.
Pidió una Coca-Cola.
Light.

Me bebí el café y acabé de escribir unas cosas en el portátil. Entonces me levanté, y dejé el dinero en la barra, en lugar de pedir la cuenta como siempre. Al salir, me di la vuelta y le dije al camarero: "¡Hasta mañana!"

La situación ha cambiado; ahora soy yo la que dirige el juego. Volveré, como le prometí al camarero, esta vez para comprobar si mis intuiciones son ciertas.

No será nada fácil, pero como he dicho siempre, "lo difícil me atrae, es mi bandera".


jueves, 5 de mayo de 2011

Como la fenolftaleína

¿De qué le servía resistir en vela, luchar con valor y fuerza todo el día, llegar a creerse superior a la obsesión pecaminosa, casi a despreciar la tentación, si la flaca naturaleza, a sus solas, abandonada del espíritu se rendía a discreción y era masa inerte en poder del enemigo?

Se sublevaba contra leyes que no conocía, y pensaba desalentada y agriado el ánimo en la inutilidad de sus esfuerzos, en las contradicciones que llevaba dentro de sí misma.

Leopoldo Alas "Clarín"

martes, 3 de mayo de 2011

Seguimos igual.

Hoy he vuelto al café, después de tanto tiempo. Nada más entrar, han vuelto todos esos recuerdos y pensamientos que creí haber depositado en el fondo de una taza, hace ya unos meses.
Él ya no está. No sé cuándo habrá dejado de frecuentar este lugar, con su rincón, que parecía casi reservado cada tarde; aunque él no estuviera, nadie se sentaba, parecía como si el resto de habituales del café respetaran una especie de acuerdo tácito para dejarle su su hueco, en caso de que le apeteciera venir.
No negaré que me he sentido algo desilusionada cuando, al franquear la puerta, he dirigido mi mirada hasta la esquina que él solía ocupar y la he encontrado profanada por una pareja de octogenarias que tomaban tranquilamente una infusión. He considerado casi una ofensa el hecho de que no hubieran respetado su sitio, su lugar, su espacio. De hecho, sentada en la barra, me he quedado mirando, en un intento desesperado de que se dieran cuenta que debían cambiarse de mesa, hasta que el camarero ha llamado mi atención con una pregunta que ha tenido que repetirme en dos ocasiones.
Ante la impasibilidad de las dos ancianas, me he tomado rápidamente el café (como siempre largo de agua y corto de azúcar) y he abandonado el diminuto habitáculo entre miradas de sorpresa por lo inesperado de mi marcha.

El regreso al café me ha causado una gran perturbación, que sin embargo, presiento que me atraerá mañana, de nuevo para, más que comprobar, confirmar, que seguimos igual.