"La idea de que la ciencia sólo concierne a los científicos es tan anticientífica como es antipoético pretender que la poesía sólo concierne a los poetas"

Gabriel García Márquez


domingo, 10 de julio de 2011

Ben.

"Tan sólo me queda Ben y, aunque le he dejado para el final, me resulta muy difícil hablar de él. Había un Ben diferente para cada día. Su humor cambiaba a la media hora y pasaba de largos silencios con el rostro triste a períodos de hiperactividad que acababan por agotarnos a todos. 
Un día quería ser escritor; al siguiente, inventor y matemático; al otro, navegante o buceador; y el resto, todo junto y algunas cosas más.
Ben inventaba teorías matemáticas que ni él mismo conseguía recordar, y escribía historias de aventuras tan disparatadas que acababa por destruirlas a la semana de terminarlas, avergonzado de haberlas firmado. Ametrallaba constantemente a todos cuantos le rodeábamos con ocurrencias extravagantes y enrevesados juegos de palabras que siempre se negaba a repetir.
Ben era como un baúl sin fondo, lleno de sorpresas y también de misterios, de luces y sombras. 
Ben era, y  supongo que sigue siéndolo, aunque haga décadas que no nos vemos, mi mejor amigo."

"El Palacio de la Medianoche", Carlos Ruiz Zafón

jueves, 7 de julio de 2011

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No era capaz de ser constante. ¿Por qué, si me apetecía como nada en el mundo ir a ese café y volver a verle otra vez, por qué, por qué no iba?
Como me pasa con la práctica totalidad de las cosas, siempre acabo anteponiendo unas cosas a otras, y curiosamente, siempre son las más importantes las que se quedan atrás.

Además, no sé, en situaciones como esta, es extraño... visto desde fuera, o pasado el tiempo como en este caso, me doy cuenta de que he sido un poco egoísta, y me he enfadado injustamente con él. ¡Si no me había hecho nada malo!

Por eso ahora tenía que volver. Me conozco, y soy demasiado orgullosa como para pedir perdón, pero mi conciencia no me dejaba quedarme ahí sin hacer nada. Por eso, he vuelto esta tarde. 

Pero no me he sentado dentro. Me he quedado fuera, en la terraza, porque de una manera u otra, me siento una persona diferente. ¿Será la edad? No lo creo. Me parece que se debe a que he tenido tiempo para pensar, y la verdad es que lo he hecho bastante.

Desde ahí, podía ver a la gente que pasaba por la calle, y además corría el aire, así que no se estaba demasiado mal. Le he pedido un café con hielo al camarero, que se ha alegrado enormemente (al menos en apariencia) de volver a verme. No había mucha gente en el café, así que el camarero se tomó grandes confianzas y se sentó en mi mesa y se puso a hablar conmigo.

Reconozco que en otra ocasión me hubieran parecido "excesivas" confianzas, pero en ese momento no me molestó. Resulta que se llama Jorge, tiene dos años más que yo y está estudiando Ingeniería Aeroespacial... ¡no está mal! Hemos estado hablando así de todo un poco, y me ha sorprendido, porque me ha preguntado sobre la última vez que estuve en el café, hace algo más de un mes, cuando actuó la fadista. Ha mostrado un insólito interés por saber a qué llegó nuestra conversación, porque me reconoció que sabía un poco de qué iba la historia, y que se fijó que esa noche hablamos por primera vez. 
Le dije que eso formaba parte del pasado y que no quería hablar de ello, pero el caso es que me insistió y... se lo acabé contando. Le conté que desde que había ido al café por primera vez me había fijado en él, y que bueno, a partir de esa noche del fado quedamos un par de veces, y nos conocimos bastante bien. También le dije que en un primer momento vi las cosas muy claras, pero que poco a poco esa claridad se fue oscureciendo y bueno, le conté que hacía mucho tiempo que no le veía y que no estaba muy segura de lo que le diría la próxima vez que le viera, pero lo cierto es que esperaba que fuera esa misma tarde.

Jorge se tuvo que levantar porque había una mesa que atender, y justo (qué casualidad) apareció él. Al acercarse y verme, se quedó parado, bajó la cabeza y se sentó en una mesa de espaldas a mí. Genial.
Pero bueno, yo había ido con un objetivo y lo iba a cumplir, así que me acerqué a su mesa y me senté. Él me saludó, sorprendido por el cambio en mi actitud con respecto a las anteriores semanas e intentó iniciar una conversación, pero yo no le dejé. "He venido aquí a dejar las cosas claras, -le dije- y por eso no voy a permitir que me líes con tus palabras, como siempre haces". Al ver su cara de sorpresa sonreí y le dije: "Pero en plan bien, ¿eh?"

Estuve hablando durante horas (¡qué raro!) y cuando terminé le di dos besos y me metí dentro del café para que no me viera llorar. 
Al salir del baño, mientras andaba despistada guardando el paquete de pañuelos en el bolso, alguien me abrazó. Era Jorge. 

No me había dado cuenta, pero era ya tardísimo. Tanto, que el café estaba a punto de cerrar. Jorge me dijo que me invitaba a lo que había tomado durante la tarde. Echó el cierre y sin darnos cuenta me acompañó hasta casa.

Mañana por la noche no trabaja. Hemos quedado.